Victor Lorenzo demuestra en "Realidades para lelos" que la realidad supura la ficción y que en el formato más pequeño, como una caja de fósforo, pueden guardarse hasta veinte joyas incendiarias. Pinchando en la imagen podéis encontrar la fórmula mágica para arder entre Llamara(u)das
Falta de amor
Y ya que estáis por allí, dejaros llevar entre microrrelatos y cerillas por ese mundo de la realidad inventada en el que Víctor se mueve con soltura y desde el que, incluso, he llegado a apreciar de un modo especial las faltas de...
La primera nota que me escribiste, la que deslizaste con disimulo dentro del bolsillo de mi abrigo, fue la que produjo el chispazo. Yámame, rezaban unas letras anónimas, escritas con carmín y prisa debajo de un número de teléfono. Te llamé, claro está, no pude resistirme, y al poco ya vivíamos juntos. Desde entonces, lo primero que hago cada mañana al despertar es buscar el mensaje garabateado en un papel que sueles dejarme, apoyado en la cafetera, antes de marcharte a trabajar. Me estremecen tus confusiones sinuosas de bes y uves. Me excitan tus acentos inventados, que se clavan, placenteros, en mis ojos. Me pierden las haches intercaladas a tu antojo, entrometidas, y me encienden las olvidadas, que dejan desnudas las palabras, indefensas. Por eso, cuando no encuentro tus buenos días repletos de errores, revuelvo el piso en busca de cualquier cosa que hayas escrito, en la lista de la compra, en la agenda de teléfonos, en el calendario que cuelga de la cocina o en un papel de tu billetera. Más que lo que me dices, me encanta cómo te equivocas, aunque jamás te lo he confesado. De todos modos, supongo que ya te habrás dado cuenta porque la nota que dejaste esta mañana, mucho más larga que de costumbre, estaba correctamente escrita. Decía que te marchas para siempre y sólo tenía una falta de ortografía. En mi nombre.
Lapsus
No puedo quedarme collado: me gastas. Quiero hacer el humor contigo, que fallemos como animales. Y luego, si quieres, nos coseremos. Y haremos un viejo, donde tú profieras. Jamás me iré de tu lodo, por muy mal que lo posemos. Veremos la tela de plasma, tarados en el sofá, enlozadas las monas. Dedicaré mi veda a hacerte feliz. Y tendremos un ojo, o dos, y procuraremos que cometan los mismos horrores que nosotros. No te quedes ahí pirada. Ven. Sógame.
Gracias por la recomendación... veremos cómo arde.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias de nuevo, Mar. Es un placer ver cómo se propagan las "Llamara(u)das". Espero que los lectores de tu blog se animen a construir una de ellas. Y estos dos micros que has colgado ahí son dos de mis favoritos. Buena elección. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mar!!, mis LLamara(u)das ya están en versión fotográfica en FB, ¡fue muchísimo más costoso "aderezarlas" que armarlas!.
ResponderEliminarBuenos micros has elegido para este despliegue de llamas. Me encanta el primero con las faltas ortógraficas en su nombre. ;)
Un abrazo.
Es increible como todo el proceso de llamara(u)das sigue llegando a las casas, creciendo, cronstruyendo(se).
ResponderEliminarUn besazo enorme ranita!!!
El primer relato ya lo conocía y me impactó la primera vez que lo leí. Es de esos micros que a uno no se le olvidan.
ResponderEliminarEl segundo que parece la precuela o la continuación del primero, es ingenioso.
Sin duda, Victor nunca defrauda y sus letras siempre están repletas de mucho sentido e ingenio.
Azrabos.
Yo estoy pendiente de hacerle llegar mis LlamaUradas a Víctor. Lo cierto es que ha sido una idea excelente.
ResponderEliminarUn abrazo,
Aprovecho la coyuntura para decir que Víctor me parece un magnífico escritor, con una capacidad de trabajo admirable y una preocupación y entusiasmo por el género que se contagia. Además, es una persona cojonuda, y del Barça, como yo. Pues eso, gracias Puck por darme la venia.
ResponderEliminarAbrazos.
Ahora que tengo un poco de tiempo para respirar jejejeje, me iré poniendo al día e intentaré armar las Llamara(u)das de Victor.
ResponderEliminarUn gran beso desde el aire