Castillo de Ponferrada por Beatriz Alonso |
Levantó una fortaleza rodeada por altas murallas. Construyó un foso a su alrededor y la encerró en la torre más alta. Tras el terremoto, el pastor encontró su cuerpo entre las ruinas y consiguió despertarla con un beso.
A veces la naturaleza se alía con la justicia, derrotando la locura humana.
ResponderEliminarUn micro con final de feliz,... de cuento.
Un abrazo, Puck
Coincido totalmente con mi tocaya, Puck.
ResponderEliminarMe gusta esa vuelta que le da el destino a las intenciones humanas cuando son aviesas y egoístas.
Un abrazo,
Este del castillo no sabía de cuentos ni de proverbios, por eso no lo vio venir.
ResponderEliminarPuck, el destino es implacable y aunque nos ocupemos de ponerle trabas, no se le puede vencer. Parece una frase de un vidente, pero también es literario, ¿no? :)P
ResponderEliminarBuen relato.
Abrazos.
Si el pastor hubiese sido rana, jejeje... Un cuento con final feliz, que también son necesarios.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Rosa... le daré una vuelta ranuda en tu honor y lo enviaré a la charca, croak, croak
EliminarHola ranita encantadora, gracias por invitarme a tu parque particular. Veo que compartimos mundos y charcas similares.
ResponderEliminarUn beso
Un terremoto con buenas noticias...haberlos haylos en el mundo de la ficción. El temblor y el pastor cambiaron una vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo espero ese pastor(ora)
ResponderEliminarP.D
Te llamaré, Mar, no sé cuando pero lo haré.
Un micro con final feliz, de cuento lleno de magia.
ResponderEliminarBesitos