martes, 31 de agosto de 2010

El faro

Siempre has estado ahí. No me has fallado nunca. Incluso después de años separados, lejos de esta isla pacífica y acogedora, sigues mostrándome el camino.
Hoy tu imagen se ha difuminado pero sé que cuando se calmen las aguas y el viento se lleve mis palabras, seguirás estando ahí.

P.D. Imagen de XSE para Su

domingo, 29 de agosto de 2010

La buhardilla

Convivir con fantasmas es complicado. Lo descubrí al llegar a Madrid, a esta buhardilla algo destartalada del barrio de Lavapiés con muebles de esos de madera antigua que respiran historia. Pinté las paredes, puse algunos cuadros, pero dejé aquel marco olvidado sobre el tocador.
Al principio no me di cuenta, pero ella estaba ahí y poco a poco fui estableciendo una relación con la mujer de la imagen. Le saludaba por las mañanas y ella me devolvía una sonrisa e incluso algún día me llegó a hacer burla. Lo vi por el rabillo del ojo mientras salía por la puerta.
Con el tiempo dejó de sonreirme. Por las noches intentaba animarla contándole historias. El trabajo le aburría, lo supe enseguida, así que empecé a inventarme fiestas, divertidos amigos, enredos amorosos... pero también de esto se cansó y comenzó a mirarme huraña como si mi presencia le molestara.
La situación llegó a hacerse insoportable. Tuve tentaciones de tirarla por la ventana pero no pude, así que terminé poniendo la buhardilla a la venta. Creo que el nuevo inquilino le caerá mejor. Es un joven estudiante de medicina bastante atractivo, y parece simpático. Hoy me ha llamado para decirme que me dejé olvidado un espejo sobre el tocador y, como le pareció antiguo, pensó que podía ser un recuerdo de familia.

P.D. Para Anonima Mente y su propuesta de fantasmas

jueves, 26 de agosto de 2010

El juego

Ha puesto todas sus cartas sobre la mesa.
Las reglas de este juego, si es que existen, no están claras. Las marcan los jugadores. Cambían en cada partida y en cada momento. A veces no hace falta ni sacar la baraja para saber el resultado. En otros casos se puede alargar de forma indefinida, quien sabe si infinita, o quedar de repente en tablas.
Los participantes tienen libertad de movimiento y pueden abandonar la mesa en cualquier momento sin previo aviso o mediante acuerdo. Se puede romper la baraja, guardarla o usarla para jugar al mus con los amigos.
Tan complejo es terminar una partida como empezarla. Se puede esperar una invitación formal o abrir juego.
Esta vez, y sin que sirva de precedente, se ha sentado y ha puesto todas sus cartas sobre la mesa. No puede hacer más. Esperar un guiño, una señal, un movimiento. Será la próxima jugada. Pero no está en sus manos.
Así es el juego. Hagan sus apuestas.

lunes, 23 de agosto de 2010

Alergia

Pasó el primer mes, su cumpleaños, el aniversario, un año, tres, cinco, siete. Ella esperó y él nunca le regaló flores.
Hoy les contó a sus amigas que las tiene alergia.

P.D. Escrito para la propuesta "crisis" de Anonima Mente

jueves, 19 de agosto de 2010

El amor eterno dura 24 horas

Nunca ha creído en los príncipes azules. Las ranas le gustan tal cual, sin vestirlas de seda.
Nunca ha jurado amor eterno. Siempre es demasiado tiempo.
Una vez soñó con envejecer a su lado y tardó un segundo en ponerse a régimen y comprar crema antiarrugas.
Llevan juntos 33 años. 2 hijos y un nieto en camino.
Esta mañana al despertarse pensó en el futuro y se dio media vuelta en la cama para seguir soñando con su vida.
Sólo quiere un día de amor

lunes, 16 de agosto de 2010

Puedo detener el tiempo

Puedo detener el tiempo. Es un don. Lo he sabido desde siempre, aunque nunca lo he compartido con nadie. No sabría cómo explicarlo. – Oye, ¿sabes que si quisiera pararía el reloj durante….? – No. Creo que no me creerían.
La primera vez que pensé conscientemente en usar mis poderes fue en el patio del colegio cuando aquel balón se dirigía directamente hacia mi cara y entonces…. zas!!! Me dio justamente en medio de las gafas. Podía haberlo evitado pero yo odiaba ser un cuatro ojos y tardaron unos días en darme las nuevas.
Durante años estuve tentado a parar el tiempo durante los exámenes. Dejar al profesor y a mis compañeros petrificados y contestar las preguntas con calma, sin prisa, e incluso comprobando los datos en los libros. Pero detrás de la imagen de cerebrito hay un empollón real. Nunca me hizo realmente falta.
En aquella entrevista de trabajo casi llegué a hacerlo. Me sudaban las manos como nunca, y la corbata de las bodas (no tengo otra) casi no me dejaba respirar. Al final pensé que lo mejor era que terminara cuanto antes.
Y así llegue a este laboratorio donde paso las horas y los días. Llego todas las mañanas a las ocho y me marcho a… no lo sé. Depende. Cuando ya ha oscurecido. Vuelvo a casa y ceno solo delante del televisor.
Puedo parar el tiempo. Pero sigo esperando el momento adecuado para hacerlo.
 
P.D. Además creo que puedo escribir. Esto sí que puedo compartirlo y espero que os resulte interesante. Bienvenidos a los jardines de Puck.