Y es que los príncipes, hoy en día, están a otras cosas. Eso sí, siempre podrá contentarse con la siguiente reflexión: Si en el país de los ciegos el tuerto es el rey, en el país de los amputados la coja será reina, ¿no?
La soledad del número impar podíamos decir. Conocemos el defecto físico de la protagonista pero vete a saber que tipo de príncipes había por esos lares. Saludos!
Y es que los príncipes, hoy en día, están a otras cosas. Eso sí, siempre podrá contentarse con la siguiente reflexión: Si en el país de los ciegos el tuerto es el rey, en el país de los amputados la coja será reina, ¿no?
ResponderEliminarBesotes, Mar
Manuel, mira, es otra forma de verlo jeje
EliminarEs que el que tenía que tener diversos zapatos era el principe, un error de cálculo.
ResponderEliminarCybr, un error en todo caso. Habrá que intentarlo de otro modo
EliminarUn gasto inútil, qué pena de zapatos!!!
ResponderEliminarBesos desde el aire
Rosa, gracias por pasarte
EliminarMe ha gustado la ironía que se filtra entre título y texto, Puck.
ResponderEliminarLe está bien, a la protagonista su suerte. No me gusta esta actitud tan "corinácea". Luego acabará hablando de amistades entrañables. :)))
Un abrazo,
Pedro, jaja, seguro. Se empieza por dejar un zapato y luego... :-)
EliminarPuck, ¡ Cuánta inocencia o picardía, según se mire!
ResponderEliminarBuena revisión del clásico que llega y logra extraerte una sonrisa.
Abrazos.
Nicolás, picardía, apuesto por la picardía :-)
EliminarLa soledad del número impar podíamos decir. Conocemos el defecto físico de la protagonista pero vete a saber que tipo de príncipes había por esos lares. Saludos!
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