Me faltan tres copas y me sobran muchos años para perder la verguenza, acercarme a tu oido y susurrarte - no quiero marcharme - . En cambio, termino de un sorbo el gin-tonic, hago tiempo mirando los hielos que quedan en el vaso y los muevo sin sentido antes de dejarlo sobre la barra. - ¿Quieres otra, o nos vamos? - Mientras recoges tu chaqueta, envidio a los niños y a los borrachos.
mmmmmm... ¿e intentar beber un par antes de salir de casa?. !muy bueno puck!
ResponderEliminar¡Cuanto hay de cotidiano en este micro!.
ResponderEliminarMe gustó.
Real y certero, qué cercano y que bien contado
ResponderEliminarUfff... pero qué verdad tienes que soltar?
ResponderEliminarademás, igual un poco tocada ya vas, no? jajaja
tú eres muy sabinista... jaja
Pues nada, yo te invito a un cuatro palos con un hielo, si te tienes que emborrachar, que sea con eso!!!
Si hay necesidad de contar copas para decir algo tampoco es que valga la pena, ¿o sí?
ResponderEliminarGran final!!
ResponderEliminarsaludos
Excelente, Puck, nos haces sentir esa indecisión, ese bascular obsesivo del que no se anima a decir la verdad.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Humberto.
Una preciosa forma de mostrar el valor de las palabras de todos los días, me gusta mucho esa melancolía que baña tu micro.
ResponderEliminarUn beso.
Qué triste ¿no? no poder susurrale lo que quiere por falta de valor.
ResponderEliminarBesos
Hilia, jaja puede ser una solución
ResponderEliminarCybr, el que no le haya pasado nunca que tire la primera piedra...
Luisa, gracias, la realidad está ahí, yo solo la he traído a los jardines jeje
Sucede, cada uno se emborracha con lo que quiere, y lo de sabinista... ¡¡a mucha honra!! jeje
montse, el problema es más de vergüenza que de otra cosa...
marialuisa, ya sabes que los niños y los borrachos son los únicos que dicen la verdad
ResponderEliminarHumberto, gracias, la de historias que se habrán perdido porque alguien no dijo lo que quería decir antes de despedirse...
Paloma, melancolía por las palabras perdidas, ¿dónde irán las palabras que no decimos?
Elysa, quien sabe, quizás tengan otra oportunidad...
Saludillos
Muy bueno Mar! En pocas palabras, una historia que esconde y muestra a la vez, tantas cosas! Guauuu! me gustó mucho! Saludos desde Buenos Aires1
ResponderEliminarLos que ya no somos niños tenemos que animarnos a tomar más copas... pero nunca dejar de decir lo que hay en el corazón... ;)
ResponderEliminarMujer lo de los borrachos tiene fácil solución. Aunque quizás la otra persona fuese sincera sin necesidad de beber...
ResponderEliminarBee, me alegro de que te guste :-)
ResponderEliminarReina, el que no arriesga no gana ¿no?
Fer, o quizás estuviese pensando lo mismo, quien sabe, es lo que pasa con lo que no se dice, que no se sabe tampoco la respuesta
Saludillos sin copas, que todavía es pronto jeje
Cuántas palabras calladas por culpa de la vergüenza. Me ha gustado mucho la intimidad que retratas en este relato, el sufrimiento de la indecisión y la cobardía. Un abrazo.
ResponderEliminarTriste y conmemdora historia. Te dan ganas de entrar en el relato y sirverlis un par de copas para que al final, como dicen los americanos, triunfe el amor
ResponderEliminarReal como la vida misma
ResponderEliminarUn saludo,
Quiero llorar...
ResponderEliminarMe llama la atención de este micro sobre todo la fluidez de la prosa. Con esta herramienta podrías escribir tranquilamente una novela.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Habría que perder la vergüenza para muchas cosas. Nos iría a todos mejor. Muy bonito.
ResponderEliminarBesos variados.
Pedro, gracias... la de historia que se podrían escribir con esas palabras no dichas
ResponderEliminarPablo, brindo por esas copas jajaa aunque nada asegura un final feliz jajja
Javier, eso creo, el que no que tire la primera piedra
Rosio, no vale la pena... ya llegará otro día, otra noche, otras copas....
Pablo Gonz, gracias, pero para eso hace falta una organización y disciplina como la tuya que yo no tengo. Solo de pensarlo me entran sudores fríos y un agobio!!!
Lola, eso creo, ¡¡¡viva la desvergüenza!!!!
Saludillos desvergonzados
Esas palabras que se mueren en la garganta.
ResponderEliminarCuantas ocasiones perdidas por culpa de ellas.
Todo se aprende.
Es cuestión de tiempo.
Gracias por tu comentario, has sido muy amable.
Saludos.
Yo también admiro y envidio a los niños. A los borrachos no, están así por haber olvidado ser niños y no haberlo aceptado.
ResponderEliminarBesos.
Toro, todo lo que dije era verdad, y eso no quiere decir que estuviera borracha eh? jeje. Bienvenido a los jardines.
ResponderEliminarTorcuato, la frase es por el dicho, ya sabes, "solo los niños y los borrachos dicen la verdad"
Saludillos
Muy buena la descripción de un momento de dudas o simple vergüenza.
ResponderEliminarAhora bien, aquí se plantea uno de los grandes interrogantes de la humanidad: ¿deben las mujeres tener la iniciativa? ¿No serán consideradas regaladas? ¿Le quitan al hombre masculinidad? Dudas e incertidumbres que lamentablemente jamás tuve que pensar, o tal vez, como el señor de la chaqueta nunca sabré que ella quería otra copa. Un abrazo.
Julio, me alegra tu visita y el comentario. Creo que demuestra que conocer el autor de un texto condiciona la interpretación. En el texto no aparece ninguna referencia al género de los personajes... pero supongo que es inevitable.
ResponderEliminarSaludillos
Yo creo que más que decir la verdad, se trata de quitarse la vergüenza, como hacen los niños, como los borrachos. Ojalá no tuviésemos vergüenza!!!
ResponderEliminarUn abrazo