Convivir con fantasmas es complicado. Lo descubrí al llegar a Madrid, a esta buhardilla algo destartalada del barrio de Lavapiés con muebles de esos de madera antigua que respiran historia. Pinté las paredes, puse algunos cuadros, pero dejé aquel marco olvidado sobre el tocador.
Al principio no me di cuenta, pero ella estaba ahí y poco a poco fui estableciendo una relación con la mujer de la imagen. Le saludaba por las mañanas y ella me devolvía una sonrisa e incluso algún día me llegó a hacer burla. Lo vi por el rabillo del ojo mientras salía por la puerta.
Con el tiempo dejó de sonreirme. Por las noches intentaba animarla contándole historias. El trabajo le aburría, lo supe enseguida, así que empecé a inventarme fiestas, divertidos amigos, enredos amorosos... pero también de esto se cansó y comenzó a mirarme huraña como si mi presencia le molestara.
La situación llegó a hacerse insoportable. Tuve tentaciones de tirarla por la ventana pero no pude, así que terminé poniendo la buhardilla a la venta. Creo que el nuevo inquilino le caerá mejor. Es un joven estudiante de medicina bastante atractivo, y parece simpático. Hoy me ha llamado para decirme que me dejé olvidado un espejo sobre el tocador y, como le pareció antiguo, pensó que podía ser un recuerdo de familia.
P.D. Para Anonima Mente y su propuesta de fantasmas
Creo que la del marco olvidado no quería que tú también la olvidaras.
ResponderEliminarBesos
Nunca me he fiado de los espejos, se empeñan en hacerme creer que soy zurdo y nunca esquivan mi mirada.
ResponderEliminarbien pudiera ser este lugar los jardines de poe, puck
ResponderEliminarVaya, qué bueno, lo he tenido que releer, porque como pasa muchas veces, la vuelta que da el final te obliga a leer, saboreando mejor, cada cucharada de relato. Me gusta mucho!
ResponderEliminarUn beso desde el otro lado del espejo
Ah, ese espejo no lo quiero...no, no, no. Hola!. Ahora te sigo, hago el 9 en tu lista, no está mal, divino número...Gracias por pasar por mi blog, si no hubiese sido así, no te conociera ahora...
ResponderEliminarSeguramente leernos unos a otros, como hacemos tan promiscuamente en este maravilloso invento de los blogs, sea mirarnos en los espejos del otro,... del que escribe, del que lee, del que comenta... Menuda orgía de empatías y reflejos.
ResponderEliminarVaya... es posible que tus jardines estén más cerca de lo que sospechaba. Buenas noticias.
Un beso de miércoles.
Definitivo..........demasiado complicado.
ResponderEliminarEscalofriante final...
ResponderEliminarSaludos a todos desde este lado del espejo!
ResponderEliminarSu, imposible olvidar porque no puedes darle esquinazo
Javi, ya ves, yo en los espejos lo hago todo a derechas :-)
Vitt, ya me gustaría...
Anita, me alegro, espero que te sigan gustando mis menús y no te empaches :-)
Héctor, gracias por venir a los jardines, llegué a tu blog desde el de Anonima y me quedé por los cuentos y la referencia sabinera en la advertencia
Kum, me encantan estas orgías de miércoles
Rosio, complicado e inevitable
Anónima, ¿un cafecito para entrar en calor?
Gracias a todos por los comentarios
El fantasma que más miedo nos debería dar, sin duda, el del reflejo de nosotros mismos.
ResponderEliminarUn saludo, Puck.
Buen micro, Puck. La ambientación me pareció excelente. También el ritmo pausado de la escritura. Demostración de que los micros no se apoyan necesariamente en impactos, golpes, zapatazos...
ResponderEliminarUn abrazo,
PABLO GONZ
Me ha encantado. Los espejos dan mucho juego, muestran el reflejo de algo que creemos único y eso da que pensar.
ResponderEliminarUn saludo.
Saludos Alberto, no queda otra que aprender a convivir con él :-)
ResponderEliminarGracias Pablo por tus palabras
Bienvenida a los jardines Chula. Los espejos hasta cuando no reflejan encierran historias.
Me ha encantado tu prosa, rica en descripciones. Un abrazo.
ResponderEliminarPuck, tengo en mi casa un espejo que podría presentarle al tuyo.
ResponderEliminarUn gusto conocerte
A mi no me importaría tener un fantasma en casa si da buena conversación, a lo mejor me ayuda a escribir microrrelatos.
ResponderEliminarGracias Maite.
ResponderEliminarPatricia, un día de estos organizamos una convención de espejos :-)
Manuel, será cuestión de educarlo bien no?