
Conozco a una niña que viste una caperuza roja. Hay ranas que se convierten en príncipes y besos que despiertan a bellas durmientes. Los enanitos cantan cuando van a trabajar y las brujas vuelan en escobas a la luz de la luna. El camino de baldosas amarillas conduce a una casa de chocolate y, para no perderse, hay que ir dejando miguitas de pan. Los gatos tienen botas de siete leguas y el conejo blanco siempre llega tarde.
Yo sé muchas cosas. Me las cuenta mi madre por las noches. A ella se las contó la abuela. A papá no le gusta Dice que los animales no hablan. Le prometí a mamá guardar el secreto así que, ya sabes... sssshhhhh... si se lo cuentas a alguien que sea al oído, muy bajito, como yo a ti ahora.
Papá no tiene ni idea de lo que es el mundo real. :-)
ResponderEliminarClaro que hablan los animales, y los ríos.
ResponderEliminarY el silencio.
Y la infancia...si queremos.
Un abrazo.
Así lo haré, sssshhhh...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Hay cosas que sólo se pueden contar en chiquitito para que no se rompan. Qué lindo.
ResponderEliminarUn abrazo, Puck