Era muy bajito para jugar al baloncesto, tampoco era rápido ni ágil, quizás incluso le sobraban unos kilos, pero era feliz vistiendo los colores del colegio. No le importaba chupar banquillo y en toda la liga estudiantil sólo metió una canasta que sus compañeros aplaudieron y festejaron como si fuesen los puntos de una victoria que no solía llegar. Perdían casi todos los partidos pero, por aquel entonces, lo único que importaba era ser un equipo.
Sería muy "entonces" ahora solo interesa ganar...
ResponderEliminarBesos desde el aire
Me parece que quedan pocos equipos como el tuyo, pero está bien imaginar que siguen existiendo.
ResponderEliminarUn achuchón
Ay, los valores de verdad, los que importan...qué bonito, Puck!
ResponderEliminarPuck, eso es del deporte y la amistad sana. Que uno se divierta aunque juegue poco y no tenga quizás las mejores condiciones.
ResponderEliminarMe gustó tu relato creo que para un concurso, ¿no es cierto?
Un abrazo.
Bueno, ahora estan demasiado preocupados en ganar..pero es cierto que en las grandes empresas se hace mucho esto del coaching y se busca mucho el tema del trabajo en equipo, los equipos de alto rendimiento etc etc... en fin ... mas de lo mismo... buscan lo que ellos mismos se han cargado..
ResponderEliminarbesitos .
Ese realmente es el equipo ganador.
ResponderEliminarMe ha gustado
Besitos
Si hay equipo, la victoria llega. Y no lo digo yo, lo dice Pepu Hernández.
ResponderEliminarValores como ese son los que tenían que potenciar en los colegios, en vez de tanta física y química. Un beso.
ResponderEliminarPuck, bonito relato, que transmite bonitos valores, importantes, yo diría que imprescindibles en este mundo que nos ha tocado vivir. En el que es mas importante parecer que ser, donde sólo vale ganar. Hay que recuperar la solidaridad, el compañerismo, la amistad...la sencillez, y la educación y la cultura son la única vía para conseguir un mundo mejor.
ResponderEliminarAl leerlo me ha entrado miedo, ya que he reconocido al personaje del relato, es mi hijo el mediano, todavía recuerdo esa canasta, y las horas en el banquillo, y lo contento que va con su camiseta naranja los días de entreno.
Un abrazo
Un abrazo,
http://xavierblanco.bolgspot.com
Los valores de la amistad durante la infancia son bestiales, luego nos vamos relajando y dejamos a muchos amigos por el camino. Muy tierno tu texto.
ResponderEliminarUn personaje ingenuo y enternecedor como pocos, capaz de disfrutar genuinamente de lo bueno. Ya no quedan. Es verdad que la infancia actual no da tantas oportunidades de hacerlo como la de antes, pero eso sólo significa que quien supere las presiones será realmente feliz, ¿no?
ResponderEliminarAbrazos.
Sin embargo, ahora lo único que importa es ganar a cualquier precio.
ResponderEliminarSe perdió aquel romanticismo de entonces. Un lástima.
Besos, Puck.
Una lástima (quise decir) :-)
ResponderEliminarBuen intento de revitalizar y resaltar lo que debiera ser verdaderamente importante, la esencia del deporte.
ResponderEliminarEspero que tengas suerte!!
Es una lástima, pero es difícil encontrar ese espíritu de equipo, incluso entre los más pequeñitos ya se fomenta el espíritu de competitividad feroz... Basta con ver el comportamiento de los padres de algunos equipos de fútbol de benjamines.
ResponderEliminarBesos.
Rosa, espero que los niños sigan jugando como lo hacía yo de pequeña. El micro es real como mi infancia misma jeje
ResponderEliminarPaloma, más que imaginación es recuerdo :-)
montse, el deporte escolar creo que debería ser así
Nicolás, ahora con los concursos de micros es como con el deporte, lo importante es participar jeje
Gala, mira, no lo había pensado yo desde el punto de vista laboral...
Elysa, en el cole había un "trofeo de la amistad" que le daban al equipo que quedaba el último jeje
ResponderEliminarCybr, jajaja supongo que algún partido ganamos entonces... pero no lo recuerdo jeje
Mar, completamente de acuerdo
Xavier, espero que más que miedo sea orgullo. Mi camiseta era horrorosa pero no faltábamos ni un sábado!!. Formar parte de un equipo, divertirse... son cosas que no se olvidan
Manu, me has hecho pensar. De pequeños pensamos que las cosas son para siempre, después aprendemos, o desaprendemos.
Susana, gracias. Creo que todos los niños son así si les dejamos
ResponderEliminarMJ, espero que en los colegios quede algo de este espíritu
Maite, gracias. Pero más allá del concurso confieso que me apetecía mucho escribir este micro. Ya tengo mi premio. :-)
Odys, te parecerá una burrada pero creo que la presencia de los padres en los partidos infantiles a veces es contraproducente
Es un extraño equipo... Normalmente, nadie sabe formar un buen grupo. El ego, ya se sabe...
ResponderEliminarUn abrazo.
Sería estupendo, pero para eso hacen falta padres que no metan el gusano de la competitividad en los hijos, y una sociadad menos ídem.
ResponderEliminarMe gustó.
Abrazos saltarines.
Yo quiero pertenecer a un equipo así... tenlo por seguro.
ResponderEliminarBesos.
HD
María, mi equipo del cole era así, espero que siga habiendo equipo como este :-)
ResponderEliminarHumberto, lo bueno de estos equipos es que cabemos todos, de otro modo yo no hubiera hecho deporte en la vida jeje
Saludillos deportivos
Esos equipos daban gloria, compañerismo y unos ratos inolvidables. ¿La prueba?Este bonito relato que me ha llevado de viaje a no hace mucho.
ResponderEliminarSaludos y gracias.