"Todas las familias felices se parecen, pero las desgraciadas lo son cada una a su manera"
Anna Karenina. Leon Tolstoi.
- La mía es una familia feliz. Sin duda. La abuela Purificación no hubiera permitido otra cosa. Al abuelo, el coronel, no llegué a conocerlo, pero seguro que estaría orgulloso. Papá, el primogénito, convirtió un par de viñas heredadas en una de las bodegas más pujantes de la zona. Mamá aportó el nombre. Marquesado de Izán. Seguro que lo conoce. Solo han tenido una hija, es decir, yo. La niña de sus ojos que siempre despuntó en los estudios. Abogada de profesión, con los contactos familiares pronto entré en una gran firma. Hoy soy socia. Como mi marido. Juntos 24 horas al día. Lo mejor para evitar escarceos. La casa, el despacho y la vida social van en el mismo lote. Lo que le decía, una familia feliz…
- Perdone, es la hora. Seguiremos la semana que viene.
Tras salir ella, toma la grabadora de la mesa. “La paciente sigue hablando de su marido en presente. 10 sesiones y ni una referencia a su asesinato y posterior intento de suicidio”.
Pues sí que era feliz,sí...muy bueno Puck.
ResponderEliminarTremendo, vaya giro final, final infeliz...
ResponderEliminarun saludo
Buenísimo, Puck. Me ha encantado. Leyéndolo me han llegado aires del realismo mágico, no sé... de García Márquez, por ejemplo. Hasta ese final, claro.
ResponderEliminarY, bueno, prefiero mil veces mi familia disfuncional a esa familia feliz. Aunque no tuviera ese final.
Un beso de miércoles...
Muy bueno.
ResponderEliminarYa dice el dicho que de puertas a dentro, cualquiera sabe lo que pasa...
Besos
Muy bien contado, muy bien escrito. Discurre todo de una forma muy natural. Y estoy con Kum. Eso del coronel y demás... tiene cierto toque al realismo mágico.
ResponderEliminarsu, en su cabeza eran felices
ResponderEliminarÁngeles, gracias por la visita
Kum, enmalestado, creo que García Marquez consiguió dar a la palabra "coronel" personalidad propia
Su, exacto, a veces lo que se ve no es todo lo que es
Saludillos
Me ha gustado esta historia con tintes familiares y de abolengo. Muy al estilo hispanoamericano.
ResponderEliminarEste relato tiene mucho más que lo que se lee, y da para mucha reflexión. Le ha faltado decirle a la psiquiatra que no hace falta que vuelva con lo feliz que es!
ResponderEliminarAbrazos
Me pasó lo mismo que a Kum. Interesante y profundo. Un abrazo
ResponderEliminarManu, un placer tenerte por los jardines
ResponderEliminarAnita, jeje no lo ha dicho, pero seguro que lo piensa
Héctor, gracias por la visita
Saludillos
Me gustó mucho, Puck. Creo que me hubiera gustado muchísimo sin el párrafo final. Con tu permiso, lo leeré hasta ahí.
ResponderEliminarAbrazos fuertes,
PABLO GONZ
Hola Puck. Me gusta mucho el relato y coincido con Pablo. Añadiría un "hasta", "Lo que le decía, una familia feliz hasta… " y luego la frase final. El último parrafo lo dejaría a la imaginación del lector. Pero sólo es una apreciación. Lo dicho: estupendo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pablo, Agus, los finales siempre me parecen lo más complicado, incluso en ocasiones (como fue el caso) escribo varios, pero nunca sé dónde fijar la frontera entre la explicación de mi idea y la imaginación del lector. Gracias por los comentarios. Saludillos
ResponderEliminarDecía Belén Gopegui que la novela y el cuento son géneros contrapuestos. Y puede que tenga razón. Fíjate que yo he escrito en mi vida unas cuantas novelas y siempre he tenido el mismo problema: empiezo a escribir pero la historia arranca más tarde. Por eso en mis primeras versiones las novelas son más largas y en las segundas la obra ya aparece decapitada. En el cuento puede suceder al revés: la dificultad está en cuándo callar. Yo, para eso, utilizo una técnica que quiero compartir contigo: dejo el micro descansar durante algunas semanas y luego vuelvo a él con la mirada fresca. El punto en que ya entiendo lo que quiere decir la cosa, es donde se debe cortar. Así logras ponerte en la posición de un lector que no sabe nada de la historia cuando empieza a leerla. Y respetas su derecho a la interpretación de la historia y su voluntad de completarla.
ResponderEliminarAbrazos, Puck, y espero que esto te sirva un poco,
PABLO GONZ
Gracias Pablo, tomo nota. Feliz fin de semana!!!
ResponderEliminarMe ha sorprendido mucho el cuento(para bien, se entiende). Tienen razón Pablo(me apunto su consejo) y Agus. Y si no quieres cortarlo del todo sí quizá quitar algunas partes(lo de la grabadora, lo de aclarar asesinato e intento de suicidio, puedes dejarlo en..."la paciente sigue hablando de su marido en presente..." Y ya es um impacto para el lector.
ResponderEliminarSaludín
Está genial Puck. Haces una breve pero completa de la "familia feliz" y cuando nos confías... ¡zas! Final con giro.
ResponderEliminarUn beso.
Explorando Lilliput, bienvenida a los jardines y mil gracias por los consejos.
ResponderEliminarTorcuato, la felicidad como casi todo es relativa :-)
Saludillos
Tomo nota de los comentarios y me estreno en El Microrrelatista con la versión modificada. Mi familia feliz y el final de Agus. Gracias a todos.
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