Encontrar un libro en el parque o en la parada del autobús, leerlo y liberarlo en la plaza o en un pasillo de la universidad se había convertido en algo habitual. Por eso no le extrañó hallar aquel cuaderlo azul en la escalinata de la Catedral. Comenzó a leerlo esa misma mañana. Poesía. No solía leer poesía pero, por una vez... Un poema, otro... hasta que llegó a una página en blanco. Quedaban muchas más. Leyó una y otra vez los versos escritos y solo tras mucho tiempo se atrevió a escribir. Unos versos. No era mucho, no eran muy buenos, pero pensó que debía hacerlo. Cuando terminó lo liberó en un banco de sus jardines preferidos
P.D. A Pablo Gonz por su concurso de haijines
Buen ejercicio de altruismo artístico.
ResponderEliminarUn beso
En un mundo que casi nada se regala por nada, me gusta saber que hay gente que libera y regala libros altruistamente.
ResponderEliminarUn saludo indio
Me gustó porque añades un nuevo elemento original a una situación ya de por ´si original aunque real. Te salió bonito. Por cierto, recojo tu guante. El lunes tendrás "El contador de pájaros" en mi bitácora. Por supuesto, mencionaré quien me dio el ímpetu.
ResponderEliminar¡Que buena idea! Una amiga nuestra comenzó un cuento para irlo pasando de casa en casa e ir escribiendo poco a poco entre todos. Pero desde hace 2 años se quedó en una de las casas y de ahí el pobre cuento no se ha movido. Un día de estos lo robaré y lo devolveré a la rueda.
ResponderEliminarMe ha encantado el relato y la alusión a bookcrossing!
Un abrazo
Torcuato, Nocoments, el bookcrossing ya existe aunque para mi sea como las meigas, ya que reconozco que yo no me he encontrado ningún libro liberado
ResponderEliminarAgus, genial! tardaré en leerlo porque afortunadamente estaré de vacaciones pero prometo volver a buscarlo a mi vuelta
Anita, me gustan esas historias encadenadas porque nadie sabe realmente hacia dónde van
Saludillos liberados
Liberar libros es un acontecimiento de amor. Sólo pensar en ello te hace grande.
ResponderEliminarBlogsaludos
Conocía el bookcrossing, pero también de oídas, jamás me he encontrado un libro en la calle, pero me haría mucha ilusión, sobre todo si me lo encontrase dedicado a mi nombre. Muy chulo el micro.
ResponderEliminar¡Vaya, Puck, muchas gracias por la dedicatoria! Yo también había oído hablar de la liberación de libros y creo que esa actitud le puede venir muy bien a nuestra relación con los libros y en general con la literatura y con la vida. Por ello y siguiendo tu inspiración, liberaré algunos ejemplares de "La saliva del tigre" en puntos neurálgicos de la ciudad de Valdivia. Naturalmente me haré el loco cerca hasta ver quién se lleva el libro.
ResponderEliminarAbrazos agradecidos,
PABLO GONZ
Adivín, gracias por la visita
ResponderEliminarManu, jaja, lo de la dedicatoria ya es rizar el rizo
Pablo, ya contarás qué tal la experiencia liberadora. Encontrarte un libro incita a la lectura igual que tu haiku a escribir unos versos cosa que de otro modo no hubiera hecho.
Saludillos liberadores
Regalos anónimos. Creo que los que escribimos en un blog sabemos de que va.
ResponderEliminarY los que lo leemos, lo agracemos.
Gracias por compartir y un abrazo.
Muuy lindo!, buena alegoría la de la página en blanco, es el lector quién completa el libro estimulado por su propia lectura. Se me ocurre que todo libro nos deja una página en blanco, la que completamos con nuestros pensamientos, o la que inevitablemente aparece en nuestra escritura. Abrazo
ResponderEliminarBicefalepena, coincido en que escribir un blog es como liberar textos :-)
ResponderEliminarJulio, que no nos falte nunca una página en blanco :-)
Saludillos
Pues es como para ponerlo en práctica. Esto tiene buena pinta. Un saludo, Puck.
ResponderEliminarBudoson, bienvenido a los jardines :-) Saludillos
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