A Don Saturnino no le saca del pueblo nadie. Ni el cura, ni el enterrador. Ya estuvo en Tetuán cuando la mili y le dio para llenar de historias el resto de sus días. La Antonia conseguía limar sus asperezas, pero se marchó pronto. Murió al nacer Sofía, que no había cumplido los 17 cuando se fugó con aquellos feriantes y nunca más se supo. Por aquel entonces hacía ya tiempo que no había niños que jugaran en la plaza al escondite, como cuando él era sólo Nino y odiaba quedarse contando con la cabeza apoyada en el muro de la iglesia. La escuela fue lo primero en cerrar. La taberna, lo penúltimo. Salvo alguna lagartija despistada, las calles están desiertas. No hay nadie. Nunca hay nadie. Pero los días de viento las campanas tocan a muerto y en el aire se escucha entre risas:
- Por mí y por todos mis compañeros
Me parece un micro excelente, Puck.
ResponderEliminarPor las etiquetas veo que es para ENTC. Te deseo suerte en el certamen.
Un abrazo.
Gracias Pedro!
EliminarUf, estremecedor... por un momento viajé al pueblo y me dio un escalofrío.
ResponderEliminarUn besito lleno de niños y niñas jugando al escondite.
Ana, cuidado no te inviten a jugar y te quedes para siempre :-)
EliminarMuy bueno...
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Juan!
EliminarMe recordó a Pedro Páramo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ufff, qué piropazo. Me sonrojas Carlos. Gracias!
EliminarPues por aquí me quedo me ha encantado tu texto, comentado en ENTC pero de rebote paso por aquí y me quedo.
ResponderEliminarInvitada quedas a
http://montesinadas.blogspot.com.es/
Abrazos
Muchas gracias. Allá que me voy :-)
EliminarEl texto me gusta mucho, ya te comente en ENTC. Pero no consigo ver la foto.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Ahora si ;) Muakissss
EliminarGracias por avisar. Esto de las tecnologías se me escapa... Y gracias por esa pedazo de imagen :-)
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