martes, 13 de noviembre de 2012

Su momento

Silencio. Respira hondo y escucha. Nada. No se oye nada. Camina hacia la cocina. Se sirve un café y se pierde en su aroma y el sabor del primer sorbo. Sale con la taza al jardín. Se sienta y decide romper el silencio con el sonido del zippo encendiendo el primer cigarro de la mañana después de que los niños salgan para el colegio. El primero desde hace mucho tiempo, desde que conoció a Joaquín y su pasión por la vida sana.  Silencio. Una calada, otra. No se oye nada, pero no consigue quitarse de la cabeza el sonido de su cuerpo al caer sobre el suelo de la cocina. Y la sangre. No sabe cómo limpiará tanta sangre. Pero hay tiempo. Necesitará otro cigarro. Otro café.


   

12 comentarios:

  1. Si es que la vida sana puede llegar a sentar pero que muy mal, no hay más que verlo
    Saludos

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    1. Luisa, jajaja, este no vale para tu ecologístas...

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  2. Preciso como un reloj, impactante como...un charco de sangre en mitad de la cocina.
    Sencillamente: bravo.
    Saludos.

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    1. CDG, gracias. Me alegra que hayas visto el reloj que intentaba ir marcando

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  3. No se oye nada,... silencio... Y retumba en nuestras mentes tu historia sugerida.
    Puck, me ha encantado. Has conseguido que la disfrute como ese primer sorbo de día, como el primer olor diurno: como algo nuevo y sensorial (aunque no sea ni un café ni un cigarrillo). Estupendo micro. A veces, el silencio da tanta paz... aunque luego tengamos que recoger la sangre :-)

    Un beso grande.
    A.M.A.

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    1. Petra, yo tampoco soy de cigarrillo pero el café me tomo la cafetera entera jeje. Cada cosa a su tiempo.

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  4. Me encanta!!!! No sé por qué me gustan tanto los relatos en que las mujeres se los cargan a ellos... tendré que mandármelo mirar ;)
    Abrazos

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  5. Lo que hace que este micro sea excelente en lugar de muy bueno es el virtuosismo con que has sabido mover el péndulo narrativo.

    Este texto respira al ritmo de su personaje, y eso no es nada fácil de lograr. Ahí radica su potencia, esa que logra que al acabar de leer sintamos ganas de haberlo escrito nosotros.

    Un abrazo,

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    1. Pedro, gracias. Creo que es de las mejores cosas que me han dicho nunca sobre un micro. Me alegro de que te guste.

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