Puente de los Suspiros, Venecia |
Durante años, entre las grietas de ese puente, se escapaban los últimos suspiros de los condenados. De ellos se alimentaban las musas venecianas que, tiempo después, solo inspiraron sonetos de amor. Hoy, pasada la dramática historia y olvidadas las románticas leyendas, se mueren de hambre.
No les queda más remedio que buscar espacio entre los turistas. Es cierto eso que dices, del suspiro de los reos condenados a muerte al romanticismo de los placeres que se pierde, para terminar en meros retratos de máquinas japonesas
ResponderEliminarTornar a la cruda vida que nos devuelve a donde somos, a donde nunca nos gustaría volver, a la existencia cotidiana...
ResponderEliminarSaludos
Yo creo que las musas nos matan de hambre, ellas son como las ingrávidas top models, se alimentan de aire.
ResponderEliminarQué tristeza Puck...
ResponderEliminarBesos desde el aire