Érase una vez un lobo que se comió tres cerditos y a una niña de rojo en un bosque con enanitos explotados como leñadores y bellas durmientes que nunca despertaron. Los príncipes se perdieron en el laberinto de baldosas amarillas mientras las madrastras alimentaban a las felices perdices.
Es más real que los que nos cuentan, pero a mi me gusta seguir creyendo en los sueños, por infantiles que sean. Buena vuelta a los cuentos. Y enhorabuena por tu inclusión en "Buenos Amigos".
ResponderEliminarQuise decir "Viejos Amigos" (es que he salido de trabajar de noches)
EliminarMiguelángel, gracias. Me encanta estar en ese proyecto y sobre este micro, me encanta jugar con los cuentos :-)
EliminarMientras lo leía me decía "este relato me suena"...ahora sé de qué: microjustas.
ResponderEliminarMuy bueno, Puck.
Un abrazo.
CDG, pufff, ni me lo recuerdes... fue el causante de un mal comienzo... ainsss ¡Soy un caso!
EliminarCuentos feroces, tan feraces como nosotros los humanos, más crueles que los lobos y tantos otros. Con este tipo de cuentos lo normal es que los niños salieran más chiflados de lo que salen.
ResponderEliminarSaludos
Nel, gracias. La verdad es que los cuentos clásicos tienen una miga... :-)
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