Cada noche sueña con ella. Le gusta su risa, el tacto suave de sus manos, la forma en la que el viento le alborota la melena. Nunca hablan. Nunca le dice nada porque no encuentra las palabras adecuadas. Siempre se arrepiente, mientras la ve alejarse.
Cada día, al abrir los ojos, la mira pero no la reconoce. No es por las arrugas que enmarcan su sonrisa, ni por el temblor de sus manos, ni por el moño en el que recoge su cabello. Nunca hablan. Nunca le dice nada porque no encuentra las palabras.
Hoy ha decidido no volver a arrepentirse del silencio. Con un gesto le indica que se acerque. Carraspea.
- Daca chone ñosue goticon. Em tagus ut sari, le totac vesua ed sut nomas, al mafor ne al que le tovien et taroboal al naleme. Et roquie.
Ella le deja hablar y, después, le besa.
Y cuando las encuentra están rotas como esas galletas que se parten en un frágil recipiente. Afortunadamente, ella sabe que las palabras son palabras por la intención que portan.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Besotes, Mar
Amor.
ResponderEliminarUn beso
Ay, la timidez que mala es. Existen momentos en el que es preciso dar un paso al frente, articular el discurso desde el corazón y declarar lo qué se siente, pues de lo contrario, es fácil que un futuro te arrepientas.
ResponderEliminarBuen micro, de mucha inocencia.
Abrazos.
Y para qué hablar, a veces las palabras lo estropean todo.
ResponderEliminarY ya, Feliz Navidad y lo que sigue tras de ella, todo
A mi también se me desentienden las palabras. Qué bueno encontrar a alguien que aun así te entienda.
ResponderEliminarBesos Mar.
Muy bonito el relato bajo el lema inventar palabras. Y muy bueno el comentario de Manuel Rebollar.
ResponderEliminarSi cuando se quiere, es fácil entenderse. Hermoso juego estilístico el que haces.
ResponderEliminarCuando hay amor de por medio da igual como lo digas lo importante es el valor del sentimiento. A mi me ha emocionado, seré yo..., gracias, me ha encantado
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