¿Recuerdas aquel bar donde solo pinchaban música española? Ahora es una cafetería horrorosa. La de horas que pasamos todos juntos allí. - Voy a pedir. - Te acompaño. - La camarera que no nos hace caso. Un empujón. - Oye, ten más cuidado. - Un ataque de risa y, apretujados, el primer beso. Más allá, nuestros amigos que, listos ellos, aseguraban que lo veían venir. Alguno también predijo el final.
Pero eso fue después de un tiempo. No podría decir cuánto. Recuerdo momentos, risas, besos... y esas películas de serie B - ¿Cómo puedes no haber visto... ? - a las que acabé enganchada.
La Gran Vía sigue siendo mi lugar preferido y, cuando estoy triste, cierro los ojos y la recorro contigo de noche, entre las luces de neón y el ruido de los coches, contándote, una vez más, lo mucho que echo de menos Madrid.
Desde que me marché no hemos quedado. No te he mirado a los ojos y no te has perdido en los míos. No hemos mirado al pasado y no hemos hablado de los amigos que quedaron en el camino. No me ha sorprendido que no recordaras mi helado preferido y no hemos cantado juntos la canción más hermosa que Sabina nunca escribió. ¿O sí?
En todo caso, todos los años por estas fechas, empiezo esta carta que nunca llego a enviar porque no puedo negar que hubo fuego y quedan cenizas. Por eso, cada vez que te olvido, se me para el corazón.
No olvides nunca ranita, y por si acaso ocurre...Las canciones de Sabina te refrescan la memoria.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Rosa, como queda patente en estos jardines mi vida está escrita a retazos de canciones de Sabina
EliminarMejor parar el tiempo que pararse ese corazón de rana.
ResponderEliminarUn abrazo!
Anita, jeje ¡por supuesto!!
Eliminar¡Muy, muy bueno, Puck!
ResponderEliminarUna carta de amor mal disimulado en nostalgia.
Me ha encantado.
Un abrazo.
Pedro, muchas gracias, a veces no se puede disimular la nostalgia :-)
EliminarMar, la Gran Vía ha cambiado mucho, muchísimo. Nosotros también, sin duda, pero cada vez que paseo por ella se crea una sensación inefable que sólo canciones como ésta consiguen reproducir.
ResponderEliminarBesotes de nos vemos en los bajos, en Madrid Cómic
Manuel, allí nos vemos. Comparto tu sensación. Puede que la Gran Vía cambie pero paseando por allí yo vuelvo a ser la misma.
EliminarNo sé si es relato o es verdad. La credibilidad es del 200% y eso no es nada fácil de lograr, ni aunque sea auténtico.
ResponderEliminarCybr, gracias por valorar la credibilidad del texto :-)
EliminarSe nota tu amor Sabinero. Pero no muchos lo cuentan con tanta verdad.
ResponderEliminarUn saludo.
CDG, ¿seguro? jajaja y yo que lo de la pasión sabinera creí que lo llevaba en secreto. :-)
EliminarPues mira si me ha gustado, que apuesto a que es una historia real.
ResponderEliminar¡Siempre os quedará la Gran Vía, y por supuesto Sabina!
Besos madrileños y sabineros para ti.
Miguel, se admiten apuestas jeje qué poca imaginación romántica me otorgáis :-) ¡Brindo por ese Madrid sabinero!!
EliminarPuck, un relato epistolar que conmueve por esa historia de amor, que parece vivir a caballo entre el ayer y el hoy. Madrid siempre es un gran escenario para enamorarse y con Sabina como fondo musical aún más.
ResponderEliminarExcepcional relato.
Abrazos.
Nicolás, las verdaderas historias de amor nunca mueren y si tienen la Gran Vía de fondo mientras suena Sabina pues...
EliminarA cuántos les han dado las horas paseando su amor por las calles de cualquier ciudad y cuántos lo habrán recordado con nuestro común Joaquín.
ResponderEliminarPuck, me has parado el corazón con la última frase, me parece preciosa.
Un beso
Pdt: ¿Te veremos en mayo cantar a Sabina por las calles de Madrid?
Ana, por supuesto!!!! En mayo nos vemos y, si hay que cantar, se canta!!! bss
Eliminar