Diez años después, ella le susurró,
“Por favor, sea breve, cíñase al discurso”. Mientras él
recoge el Nobel, ella twittea las ingeniosas frases que le ha preparado.
Maldito twitter...ha habido discursos de aceptación del Nobel que valen mucho la pena. Algunos la brevedad, eso sí, les sienta de lujo. Como a ti. Un abrazo.
Maldito twitter...ha habido discursos de aceptación del Nobel que valen mucho la pena.
ResponderEliminarAlgunos la brevedad, eso sí, les sienta de lujo. Como a ti.
Un abrazo.
CDG, Gracias :-) Me encantará escuchar el tuyo. ¿Para cuándo ese Nobel para un microrrelatista?
EliminarMe sumo al comentario de CDG y -a riesgo de parecer snob- recomiendo el de William Faulkner.
ResponderEliminarUn abrazo,
Pedro, en estos jardines nos encantan los riesgos :-). Tomo nota!!!!
EliminarSi por algo piden que se apaguen los móviles, para evitar engaños.
ResponderEliminarCybr, jaja yo pensaba en que ella lo contaba "al exterior", pero claro, también se lo puede ir "soplando" a él jeje
EliminarSe suele decir que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer, aquí se refleja bien esta verdad.
ResponderEliminarLa brevedad nunca es sencilla y es un don a envidiar.
Abrazos.
Nicolás, yo creo que hombres y mujeres siempre están al lado :-)
Eliminarsaludillos